domingo, 27 de mayo de 2018

CUANDO SPA QUIZO SER PRIVATIZADA

En el año 1971 comienza el declive de la categoría. A principios de año ya se hacía evidente que los problemas económicos del país y del mal funcionamiento de la categoría hacían mella en los constructores y pilotos. El constante avance de los autos hacían que fueran viejos antes de debutar y la caída de las publicidades desalentaban a los pilotos a ingresar o seguir participando.
El problema se fue acrecentando con el correr de los meses y cuando llega el mes de octubre en la carrera de 9 de Julio se pone de manifiesto con toda intensidad. Siete autos en pista y un espectáculo pobrísimo pone de manifiesto todo lo que se veía venir en los meses anteriores. Era tal la decepción que se piensa en dejar de correr por ese año o en su defecto hasta que el panorama mejorara. Pero nadie tenía la solución o una idea mas o menos clara de como solucionar los males de SP. 
El sábado de la carrera de 9 de Julio durante la clasificación sorprendió a todos Vicente Formisano cuando dijo que él sabía como arreglar el problema. Conocía al hombre que podía solucionar todo y hacerlo caminar para adelante, ganando plata todos y dándole al publico un espectaculo como se merecía. Esa persona era un amigo de Carlos Pairetti y de él y se llamaba Héctor Mendez. Se encargaba de organizar peleas, espectáculos televisivos y comprar derechos para transmisiones vía satélite. De automovilismo no sabía nada pero según Formisano tenía el sentido común y criterio comercial para solventar los problemas económicos.
Méndez había tomado contacto con el automovilismo cuando compró los derechos de televisación de las 500 millas de Indianápolis el año anterior y logró que canal 9 se interesara por realizar la transmisión. El canal pidió que un piloto argentino estuviera en el circuito y es ahí cuando entabla relación con Pairetti.
En base a esa relación comienza a ir a las carreras y se preocupa por conocer como se manejaban en Estados Unidos y más tarde cómo funcionaba el automovilismo en el país.
De allí saca su primera conclusión de que en el resto del mundo, especialmente EE.UU y Europa los pilotos eran profesionales (y se manejaban como tales), en cambio acá estaban profesionalizados solo por intuición, y porque de esa forma abarataban costos de preparación del auto, pero no realmente porque se sintieran profesionales ni mucho menos. Si no cobraban, corrían lo mismo.
Las empresas que publicitaban sus productos lo hacían por «gauchada»  hacia Fulano o Mengano porque lo conocían pero no porque estuvieran convencidas que les sirviera.
Según sus palabras una inversión muy grande no se podía limitar a poner un cartelito en el coche, tenía que llegar más allá para compensar la inversión que la empresa encaraba.
Su idea de la no profesionalización de los pilotos la ejemplificó cuando escuchó por la radio a un piloto luego de terminar una carrera diciendo que se había divertido bastante, y un corredor no podía correr solo por diversión y mucho menos aceptarlo públicamente. También criticó cuando los pilotos agradecían a sus sponsor en esa lista interminable y mezclaban una firma que invertía millones por carrera con la que le hizo gratis la pintura del auto.
La solución al problema económico de la categoría venía por parte del estado, criticaba los mil millones de pesos (moneda de ese año) que el estado invertía en la Temporada Internacional, cuando con un cuarto de ese presupuesto se podía solucionar los inconvenientes de la categoría.
Cuando es consultado si aceptaría la conducción de la categoría, su respuesta es contundente, la aceptaría porque consideraba que se la podía sacar a flote y mas aún hacer un buen negocio. Pero aclara que no sabe si él sería el indicado porque piensa que hay mucha gente capacitada, pero aclara que el aceptaría el puesto.
Para confirmar sus dichos da los lineamientos generales de su propuesta en caso de que le ofrecieran el cargo. 
Primero: nucleamiento total de la Asociación Argentina de Sport Prototipo aunando esfuerzos y tirando todos para el mismo lado ya que lamentablemente en cualquier actividad es imposible ser parte interesada y por consiguiente renunciar a la dirección de la categoría en forma total.
Segundo: no realizar la temporada internacional de SP y F1 y utilizar el 2%  de ese presupuesto para solucionar los problemas económicos de la categoría.
Tercero: cambiar totalmente las estructuras en las que se encontraba basado SP.
Cuarto: hacer dentro de lo posible un cierre espectacular de temporada para que el público encuentre un incentivo para la temporada 72, partiendo de bases renovadas.
Finalmente a mediados de septiembre en una reunión realizada en la AASP, con la presencia de la mayoría de los dirigentes ( excepto Pairetti, ausente con aviso) y su presidente Horacio Steven se decide entregar el comando de todo lo que fuera promoción y organización a la empresa MyM propiedad de Hector Mendez y su socio Martinez.
Por lo visto la dirigencia aceptaba en parte las iniciativas de Mendez y solamente dejaba a su cargo la parte comercial sin entregarle la dirección de la categoría.
Se decide postergar la fecha siguiente (San Juan) del 10 al 24 de octubre  y desplazar las fechas siguientes para organizar con ellas un Triangular (San Juán-Maggiolo -Buenos Aires).
La idea de Steven y Formisano era vender la publicidad de SP, tanto fuera en autos como en autódromos. Mendez iba más allá y pensaba que era posible vender todo el paquete de publicidad a una determinada empresa por un valor aproximado de 300 millones de pesos por todo el año, es decir 12 o 14 carreras. O en su defecto venderlo por partes a 4 o 5 empresas dispuestas a emprender una inversión de ese tipo en el automovilismo.
Para poder realizar esta idea de Mendez era necesario entregarle al «cliente» todo lo que estuviera al alcance para que la inversión se vea justificada. Esa idea incluía la televisación de la carrera con la producción de MyM y todo tipo de difusión y promoción bien encarado.
Los pilotos recibirían de ese modo, premios de partida y se establecería una escala de premios de acuerdo al rendimiento de los pilotos y sus autos.
La carrera del 24 de octubre en San Juán se llevó a cabo con bastante éxito con la presencia de 19 autos y dos invitados especiales lo brasileros Luis Pereyra Bueno y Lyan Duarte, pero aún así no pudo remontarse la temporada y esa fue la última carrera del año.
Evidentemente no se pudo cumplir con el deseo de un triangular como se había hecho anteriormente y los problemas prosiguieron. 
El final de esta historia está en la temporada 1972 donde la categoría llegó a su final. 
Lo que no sabemos es si MyM no pudo cumplir con su parte o si problemas con la asociación no permitieron la continuidad del acuerdo.
Mirándolo a través del tiempo lo que se proponía era totalmente sensato y coherente, pero quizás la categoría ya estaba herida de muerte y solamente con promesas no se podía llegar a las metas propuestas.  

3 comentarios:

  1. Viendo lo que se pudo hacer luego con el TC, se tiene una visión de lo que podría haber sido la categoría. Una lástima, como todo lo que queda a mitad de camino en nuestro querido y saqueado país...

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  2. Muy muy interesante.
    Por lo que veo, Mèndez tenìa muy buenas ideas pero oficiarìa de simple intermediario y serìa interesante saber si tenìa o no un cliente en la manga.
    Si no te molesta, tomo el link de esta nota y lo incluyo en mi monografìa.
    Gracias desde ya!

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  3. El TC a principios de los 70 abandona los prototipos como la Liebre y el Baufer y continúa con autos más estandar. Es posible que tal vez también planeaban bajar los costos y aumentar la cantidad de competidores.

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